El youtuber Agustín Ostos, conocido como “Soy Tribu”, fue víctima de un robo en Playa del Carmen.
El reciente asalto al youtuber colombiano Agustín Ostos, creador del canal Soy Tribu, vuelve a poner sobre la mesa los crecientes problemas de seguridad en destinos turísticos de alto perfil como la Riviera Maya.
El influencer denunció haber sido víctima de un robo millonario mientras se alojaba en un departamento en renta, de donde sustrajeron más de 15 mil dólares en equipo tecnológico y objetos personales.
De acuerdo con la versión del propio Ostos, el robo fue ejecutado por al menos tres personas, una de ellas aparentemente con acceso mediante llaves, lo que sugiere una complicidad interna o deficiencia grave en los protocolos de seguridad del alojamiento. Entre lo robado se encuentran computadoras, cámaras, discos duros con material en proceso de edición, así como sus ahorros personales.
El hecho, parcialmente registrado por cámaras de seguridad, fue difundido por el propio creador de contenido a través de sus redes sociales, generando una ola de reacciones entre seguidores, medios internacionales y otros viajeros digitales, quienes señalaron la creciente percepción de inseguridad en sitios turísticos mexicanos.
Especialistas en turismo advierten que casos como este dañan gravemente la reputación internacional de destinos como Playa del Carmen, cuya economía depende en gran medida de la confianza de los visitantes. La promoción de playas y experiencias paradisíacas no basta si no se acompañan de una estrategia de seguridad real y eficaz, que proteja tanto a turistas como a residentes.
Este caso plantea la necesidad urgente de reforzar la vigilancia, regular plataformas de hospedaje, y garantizar procesos judiciales rápidos y transparentes que demuestren cero tolerancia ante este tipo de delitos.
“No se trata solo de una pérdida material. Me robaron años de trabajo y memoria. Es devastador”, expresó Ostos en uno de sus videos, donde exhorta a otros creadores de contenido a tomar precauciones extremas en sus viajes.
Por ahora, no hay detenidos y la investigación sigue en curso. Las autoridades de Quintana Roo han sido duramente criticadas por su lentitud en reaccionar y por la falta de comunicación con la víctima.
Este caso, mediático por el perfil del afectado, debe ser un punto de inflexión para quienes tienen la responsabilidad de garantizar que los destinos turísticos mexicanos sigan siendo sinónimo de hospitalidad, no de vulnerabilidad.
