El majestuoso guardián blanco de Isla Contoy

El ibis blanco, con su impecable plumaje en tonos de blanco y negro, ojos azules penetrantes y patas rojas, es uno de los guardianes de las lagunas del paraíso llamado Isla Contoy. Este singular habitante ha cautivado a especialistas y voluntarios conservacionistas que lo estudian para protegerlo.

Conocido localmente como «Koko», este elegante centinela blanco está en peligro por la contaminación que amenaza su hábitat. Los investigadores buscan conocer más sobre su comportamiento y necesidades para implementar medidas efectivas para su conservación en este refugio de aves únicas.

Con una altura de 63cm, el ibis habita desde EEUU hasta Sudamérica, pero su hogar principal es Isla Contoy, donde anida y recorre sus lagunas poco profundas en busca de pequeños animales y larvas como alimento.

Su período reproductivo transcurre entre abril y julio, poniendo de 2 a 4 huevos por camada. Isla Contoy alberga decenas de estas singulares avecillas, pero se requiere continuar el monitoreo para conocer su población real.

Origen legendario

Una antigua leyenda maya cuenta que cuando el dios Itzamná terminó de crear la tierra, quiso dotarla de guardianes alados. Tomó un puño de nubes blancas y moldeó al primer ibis, al que sopló vida y ordenó vigilar los humedales. Luego hizo lo mismo con nubes rojas para crear al ibis escarlata, su compañero guardián.

Desde entonces, donde hay ibises blancos anidando, se sabe que ese es un lugar próspero, fértil y en armonía. Por eso los mayas protegían sus nidos. Hoy, estudiarlos y conservarlos sigue siendo signo de respeto a la naturaleza.

Clasificación taxonómica

El nombre científico del ibis blanco homenajea en latín y griego el elegante color de su plumaje. Fue bautizado primero en 1758 por Carlos Linneo como Scolopax albus y reclasificado en 1832 por Wagler como Eudocimus albus.

Inicialmente se pensó que el ibis blanco y escarlata eran subespecies. Hoy se aceptan como especies separadas, con dos subespecies del ibis blanco cada una en Norte/Centro y Sudamérica. Pero su capacidad de reproducir híbridos aún genera debate taxonómico.

Conocer toda su historia natural y relaciones evolutivas puede ser clave para salvar a esta singular y valiosa ave que hace únicos los ecosistemas americanos que habita.