Bécal, la capital del sombrero

En Calkiní, Campeche se encuentra esta comunidad, donde se confeccionan los famosos sombreros de Jipi Japa.

Aquí se encuentran las cuevas originales donde grupos de artesanos se dedican a la elaboración de sombreros de palma de jipi.

Este producto es de gran valor artesanal, ya que su elaboración es completamente manual, comienza cortando los cogollos de la palma de piji y azotarlos para que se abran, después se rayan con una aguja las fibras de la hoja y se separan unas de otras.

Una vez rayado el guano, se hierve con azufre por aproximadamente hora y media para que se ponga blanco, posteriormente se seca al sol sobre una cuerda, donde el guano queda listo para tejer, es debido a las condiciones de humedad que se requiere para manejar la fibra de palma la razón por la que se realiza en cuevas.

“El frío y la humedad que guardan las cuevas permiten mantener la flexibilidad de la palma de jipi y poder entretejerla con facilidad”.

Cabe señalar que la mayoría de estas cuevas fueron realizadas cuando se extrajo piedra caliza para construir distintas obras en la población.

Se utilizan moldes de madera para mantener la forma de la cabeza del sombrero mientras se teje, para conseguir una fina textura se bruñe la pieza con la parte más lisa de una concha de caracol del mar.

Su elaboración dura alrededor de una semana, y en caso de requerirse un acabado más fino podría durar hasta dos semanas.

“Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX hubo en Campeche un rico hacendado dedicado a la explotación del henequén que de un viaje trajo un elegante sombrero hecho de paja toquilla o jipi japa – palma típica de Ecuador – pero que llevaba el nombre de “sombrero Panamá”. Era tan de buen gusto, tan flexible y ligero, que muy pronto se volvió un “básico” de la moda masculina entre la clase acomodada del sureste”.

La calidad del sombrero depende de cuántas veces se haya dividido o partido la hoja de la palma para tejerla.

Se refieren a “de primera calidad” cuando sólo se ha partido dos veces, y así hasta la “cuarta calidad”, que en realidad es la mejor, pues el tejido es sumamente fino. Los precios son de acuerdo con la calidad que se prefiera, el de primera calidad será mucho más accesible que el de cuarta.