

El 17 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Limpieza de Playas, una fecha creada para concientizar sobre el impacto de la contaminación en ecosistemas costeros y marinos, y promover acciones ciudadanas para su conservación.
La degradación de playas y mares tiene dos grandes fuentes:
Fenómenos naturales como lluvias intensas, huracanes o mareas rojas.
Actividades humanas, la causa más común, derivada de basura doméstica, desechos industriales y contaminantes arrastrados por ríos, lagunas y manglares, como fertilizantes, plaguicidas y aguas residuales.
El desafío del plástico y los microplásticos
El plástico representa la mayor amenaza: cada año, 13 millones de toneladas llegan a los océanos, y de no revertirse la tendencia, para 2050 habría más plástico que peces en el mar.
Los microplásticos (partículas menores a 5 mm) agravan el problema:
Son ingeridos por organismos marinos al confundirlos con alimento.
Generan bioacumulación, afectando crecimiento, reproducción e incluso provocando la muerte de especies.
Absorben sustancias tóxicas como DDT, plaguicidas y metales pesados, que al ser consumidos dañan tejidos y contaminan la cadena alimenticia.
La PROFEPA coordina acciones de inspección y vigilancia en materia de contaminación y residuos, pero también es clave la participación ciudadana.
Medidas como gestión responsable de residuos, infraestructura adecuada y educación ambiental son esenciales para frenar el daño.
Además, iniciativas como las jornadas de voluntariado del Día Internacional de Limpieza de Playas contribuyen directamente a la conservación de hábitats costeros y generan conciencia social.













