Cenotes con tesoros mayas en su interior ¡Conócelos!

En definitiva, los cenotes fueron y serán las joyas más apreciadas de los mayas en la Península de Yucatán. 

Desde la historia de su surgimiento y hasta la fecha, constituyen uno de los fascinantes atractivos naturales de la región. 

Son cuerpos de agua que nacieron desde la prehistoria, según los expertos, con la caída del meteorito que cayó en Chicxulub, con el que se marcó el fin de la era de los dinosaurios y el inicio de la era del hombre. 

Esto se debió a que las partes secas de lo que ahora es la Península de Yucatán, se inundaron y antiguas cavernas quedaron bajo el agua.  

Han sido desde entonces, el canal de paso de los cristalinos ríos subterráneos, fuente de vida de esta región, ya que el suelo de piedra caliza no permite que existan ni lagos de laguna por ser muy porosa. 

Con el paso del tiempo, el techo de las cavernas fue cediendo, dejando al descubierto hermosos cuerpos de agua que parecen albercas naturales rodeadas de selva, mientras que muchos otros permanecen resguardados por cavernas milenarias. 

Para los antiguos mayas, fueron su fuente de vida y además de conexión con los dioses del más allá, y no es de extrañar que sus impresionantes metrópolis las construyeran en torno a ellas. 

Si bien en la península se calcula un aproximado de más de 10,000 cenotes, hoy te presentamos los más importantes tanto por su belleza, como por su alto valor histórico. 

Cenote Sagrado 

De todos los cenotes mayas, este es el de top de tops por su ubicación y porque fue el primero en el que se hicieron hallazgos arqueológicos. 

Está en la zona arqueológica de Chichén Itzá, y es de tipo abierto con 60 metros de diámetro y paredes de 15 metros hasta la superficie del agua. 

En recientes fechas se descubrió que la pirámide de Kukulcán se construyó en perfecta simetría con este cenote y otros cuatro que la rodean, mientras que bajo el edificio hay otro más, marcando el centro. 

Esta es una de las muestras más impresionantes del gran conocimiento arquitectónico de los mayas, y de su correlación con los cenotes. 

Según los historiadores, este lugar se utilizaba para los rituales y sacrificios, en donde se arrojaba a las víctimas con joyas preciosas, pues eran consideradas ofrendas para los dioses. 

Esto atrajo al estadounidense Edward Herbert Thompson, quien llegó como cónsul a la ciudad de Mérida, para en 1893 adquirir la Hacienda Chichén Itzá, con la finalidad de empezar los trabajos de dragado del cenote y sacar sus tesoros. 

Esto duró 30 años, y durante dicho tiempo se extrajeron huesos humanos y de animales, joyas de oro, jade y ónix, así como numerosas vasijas y piezas arqueológicas, las cuales fueron llevadas de manera ilegal a Estados Unidos para venderlas. 

Al descubrirse lo que estaba sucediendo, la hacienda fue expropiada y por lo tanto, se detuvo la extracción de objetos del cenote. 

La mayoría de las piezas fueron adquiridas por el Museo Peabody, pero por medio de la intervención del gobierno mexicano, se devolvió un lote bastante considerable, tanto en 1970 como en 1980. 

Después de eso, se realizaron dos dragados más por parte de México, el primero sin ningún resultado, mientras que con el segundo se obtuvieron otras piezas que pueden admirarse en el Museo de Antropología de la CDMX. 

Cenote Holtún 

Este es otro de los cenotes mayas conectados a la pirámide de Kukulcán en Chichén Itzá. 

Se trata de un impresionante cuerpo de agua de gran profundidad, que se encuentra inmerso en la selva, y de acuerdo a los trabajos realizados por el investigador y buzo arqueólogo Guillermo de Anda, junto con un equipo de especialistas, han concluido que la entrada fue hecha por los antiguos mayas. 

Lo asombroso es que no solo se hizo para acceder al cenote, sino que también para que lleguen, de manera directa, los rayos del sol al agua durante el cenit, que es cuando alcanza su punto más alto, fenómeno que inicia con el equinoccio de primavera de mayo, y que dura hasta a junio. 

Otro dato sorprendente es que en las paredes de la cueva se han encontrado indicios de que se colocaban ciertas estructuras para poder descender hasta sus aguas, ubicadas a 21 metros de la superficie. 

En el interior del cenote se han encontrado dos enormes esculturas, una con la figura de un hombre-jaguar y otro de un atlante, por los que se ha concluido formaban parte de la entrada de algún imponente edificio maya. 

De igual manera se han descubierto huesos humanos y objetos rituales prehispánicos. 

Cenote San Manuel 

Otro de los cenotes en los que se han encontrado tesoros mayas es este lugar no tan conocido, pero igual de valioso que los demás. 

Se ubica en el municipio de Tizimín, y lo que lo hace aún más interesante, es que no está cercano a ninguna antigua ciudad prehispánica. 

Sin embargo, en su interior fueron encontrados un sacbé o camino blanco, restos óseos y objetos de cerámica muy bien conservados. 

Entre estos destacan las chocolateras en las que se preparaban las bebidas rituales o donde se guardaba la miel, algunas provenientes de regiones tan lejanas como El Salvador y Honduras, como de las antiguas ciudades mayas de Tikal, Kabah y Edzná. 

Estas piezas se pueden admirar en el museo comunitario del poblado.